La función esencial de los minerales, vitaminas, y proteínas en la práctica deportiva, no es otra distinta al logro del buen funcionamiento de todas las funciones corporales. Y para que nuestro cuerpo funcione correctamente, la ingesta de  estos elementos es muy importante.

La principal función de las vitaminas, es el crecimiento,  reproducción y mantenimiento de la vitalidad y del bienestar general. La mayoría de éstas, no puede ser fabricada por nuestro organismo, y como cada una de ellas tiene funciones especificas,  no pueden remplazarse entre sí.

Las vitaminas comparadas con otros nutrientes como los hidratos de carbono, las grasas,  o las proteínas, son elementos que en la práctica su necesidad es mínima,  pero la falta de una sola de ellas puede poner en alto riesgo nuestra salud, por lo que se hace necesario recurrir  a suplir esas necesidades con compuestos vitamínicos que hoy en día gracias a los laboratorios alrededor del mundo, pueden proporcionarnos.

Un problema que en ocasiones se manifiesta es no prestar la  suficiente atención a las vitaminas, que junto con los minerales, son importantes reguladores metabólicos. Su contribución en el deporte, es el de la producción de energía durante la actividad de entrenamiento o en los periodos de competición.

Un factor a considerar es que los deportistas o las personas activas, suelen cuidar su alimentación y por ende, tener mucho más apetito que las personas sedentarias. Esta ingesta de alimentos saludables implica nutrientes de excelente calidad y una gran cantidad de vitaminas y minerales esenciales para la salud. Es cierto que las vitaminas no proporcionan energía, pero sí son fundamentales en el deporte, dado que muchas suelen participar en el metabolismo energético.

Las proteínas por otro lado, brindan los elementos necesarios  para el crecimiento,  el mantenimiento y la reparación de tejidos y músculos, y se conocen como proteínas de mayor valor biológico  las que son de origen animal y que poseen todos los componentes proteicos que el organismo necesita; y de menor valor biológico,  todas aquellas que son de origen vegetal , presentes en los cereales y legumbres y que son ricas en fibras, vitaminas y minerales.

A la hora de programa la nutrición de un deportista, se suele hacer énfasis en el consumo de proteínas, de lípidos, de carbohidratos y en conseguir una buena hidratación, con el fin de conseguir optimizar su rendimiento durante la práctica deportiva.
Las proteínas son, con toda probabilidad, los nutrientes más controvertidos en la dieta del deportista. Sin embargo, los requerimientos proteicos de estas personas no son muy superiores a los del resto de la población y, lo que es más importante, pueden cubrirse con la alimentación sin necesidad de suplementos ni complementos alimenticios. Sin embargo, y con el fin de mantener un rendimiento físico óptimo, acelerar la recuperación después de la práctica de ejercicios de alta intensidad o larga duración y para reparar las microlesiones de las fibras musculares, se suele recomendar ingestas de proteínas algo superiores para los deportistas. Así pues, las recomendaciones proteicas para atletas entrenados que practican deportes de resistencia y de fuerza varían desde 1,2 g/kg/día hasta 1,7 g/kg/día.

Para los deportistas que practican deportes de fuerza (halterofilia, lanzamiento de peso, levantamiento de piedras) también puede ser adecuado un ligero aumento de la ingesta de proteínas, en especial de aminoácidos esenciales y en las fases iniciales de entrenamiento. Junto con una ingesta calórica y de hidratos de carbono suficiente, las proteínas contribuirán al crecimiento muscular. Así pues, los atletas de fuerza entrenados deberían ingerir entre 1,2 y 1,7 gramos de proteína por kilo de peso y día.

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